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Vol. 5, Núm. 2, 2003 |
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Cognición situada y
estrategias para el aprendizaje significativo
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Situated
Cognition and Strategies for Meaningful
Learning |
Frida Díaz Barriga
Arceo mailto:fdba@servidor.unam.mx Coordinación de Psicología
Educativa Facultad de Psicología
Universidad
Nacional Autónoma de México |
Ave. Universidad
3004, C. P. 04510 México, D.F., México
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Conferencia magistral
presentada en el Tercer Congreso Internacional
de Educación “Evolución, transformación y
desarrollo de la educación en la sociedad del
conocimiento” 1 Evento
organizado por la Facultad de Ciencias Humanas
de la Universidad Autónoma de Baja
California Mexicali, Baja California, México,
20 de octubre de 2003
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Resumen
|
Se describen los principios
del paradigma de la cognición situada vinculado al
enfoque sociocultural vigotskiano que se afirma
que el conocimiento es situado, es decir, forma
parte y es producto de la actividad, el contexto y
la cultura. Se destacan la importancia de la
mediación, la construcción conjunta de
significados y los mecanismos de ayuda ajustada.
Se ejemplifican algunos enfoques instruccionales
que varían en su relevancia cultural y en el tipo
de actividad social que propician. Se presenta un
conjunto de estrategias para el aprendizaje
significativo basadas en una enseñanza situada y
experiencial (solución de problemas auténticos,
aprendizaje en el servicio, análisis de casos,
proyectos, simulaciones situadas, entre otros), y
se concluye en términos de su potencialidad para
promover el
facultamiento.
Palabras
clave: Cognición situada, enfoque
sociocultural, estrategias de enseñanza,
aprendizaje significativo, enseñanza experiencial,
facultamiento. |
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Cognición situada y
aprendizaje en contextos escolares |
El
paradigma de la cognición situada representa una
de las tendencias actuales más representativas y
promisorias de la teoría y la actividad
sociocultural (Daniels, 2003). Toma como punto de
referencia los escritos de Lev Vygotsky (1986;
1988) y de autores como Leontiev (1978) y Luria
(1987) y más recientemente, los trabajos de Rogoff
(1993), Lave (1997), Bereiter (1997), Engeström y
Cole (1997), Wenger (2001), por citar sólo algunos
de los más conocidos en el ámbito educativo. De
acuerdo con Hendricks (2001), la cognición situada
asume diferentes formas y nombres, directamente
vinculados con conceptos como aprendizaje situado,
participación periférica legítima, aprendizaje
cognitivo (cognitive apprenticeship) o
aprendizaje artesanal.
Su
emergencia está en oposición directa a la visión
de ciertos enfoques de la psicología cognitiva y a
innumerables prácticas educativas escolares donde
se asume, explícita e implícitamente, que el
conocimiento puede abstraerse de las situaciones
en que se aprende y se emplea. Por el contrario,
los teóricos de la cognición situada parten de la
premisa de que el conocimiento es situado, es
parte y producto de la actividad, el contexto y la
cultura en que se desarrolla y utiliza.
Esta
visión, relativamente reciente, ha desembocado en
un enfoque instruccional, la enseñanza situada,
que destaca la importancia de la actividad y el
contexto para el aprendizaje y reconoce que el
aprendizaje escolar es, ante todo, un proceso de
enculturación en el cual los estudiantes se
integran gradualmente a una comunidad o cultura de
prácticas sociales. En esta misma dirección, se
comparte la idea de que aprender y hacer
son acciones inseparables. Y en consecuencia, un
principio nodal de este enfoque plantea que los
alumnos (aprendices o novicios) deben aprender en
el contexto pertinente.
Los
teóricos de la cognición situada parten de una
fuerte crítica a la manera cómo la institución
escolar intenta promover el aprendizaje. En
particular, cuestionan la forma en que se enseñan
aprendizajes declarativos abstractos y
descontextualizados, conocimientos inertes, poco
útiles y escasamente motivantes, de relevancia
social limitada (Díaz Barriga y Hernández, 2002).
Es decir, en las escuelas se privilegian las
prácticas educativas sucedáneas o
artificiales, en las cuales se manifiesta una
ruptura entre el saber qué (know what) y el
saber cómo (know how), y donde el
conocimiento se trata como si fuera neutral,
ajeno, autosuficiente e independiente de las
situaciones de la vida real o de las prácticas
sociales de la cultura a la que se pertenece. Esta
forma de enseñar se traduce en aprendizajes poco
significativos, es decir, carentes de significado,
sentido y aplicabilidad, y en la incapacidad de
los alumnos por transferir y generalizar lo que
aprenden.
Por el
contrario, desde una visión situada, se aboga por
una enseñanza centrada en prácticas educativas
auténticas, las cuales requieren ser
coherentes, significativas y propositivas; en
otras palabras: “simplemente definidas como las
prácticas ordinarias de la cultura” (Brown,
Collins y Duguid, 1989, p. 34). Además, la
autenticidad de una práctica educativa puede
determinarse por el grado de relevancia
cultural de las actividades en que participa
el estudiante, así como mediante el tipo y nivel
de actividad social que éstas promueven
(Derry, Levin y Schauble, 1995). Por su parte,
Hendricks (2001) propone que desde una visión
situada, los educandos deberían aprender
involucrándose en el mismo tipo de actividades que
enfrentan los expertos en diferentes campos del
conocimiento.
Paradójicamente, en la
cultura escolarizada con frecuencia se intenta
hacer un símil de las prácticas o actividades
científico-sociales que realizan los expertos, y
se pretende que los alumnos piensen o actúen como
matemáticos, biólogos, historiadores, etcétera.
Sin embargo, la enseñanza no transcurre en
contextos significativos, no se enfrentan
problemas ni situaciones reales, no hay tutelaje,
ni se promueve la reflexión en la acción, ni se
enseñan estrategias adaptativas y extrapolables. A
manera de ilustración, en algunos estudios se ha
mostrado que la forma en que las escuelas enseñan
a los alumnos a emplear los diccionarios, los
mapas geográficos, las fórmulas matemáticas y los
textos históricos distan mucho de cómo lo hacen
los especialistas o expertos en estos campos (ver
Brown, Collins y Duguid, 1989; Hendricks, 2001;
Daniels, 2003). En todo caso, habría que remarcar
que el conocimiento del experto, a diferencia del
que posee el novato, no difiere sólo en la
cantidad o profundidad de la información, sino en
su cualidad, ya que es un conocimiento profesional
dinámico, autorregulado, reflexivo y estratégico.
Dado que
desde una visión vigotskiana el aprendizaje
implica el entendimiento e internalización de los
símbolos y signos de la cultura y grupo social al
que se pertenece, los aprendices se apropian de
las prácticas y herramientas culturales a través
de la interacción con miembros más experimentados.
De ahí la importancia que en esta aproximación
tienen los procesos del andamiaje del enseñante y
los pares, la negociación mutua de significados y
la construcción conjunta de los saberes. Así, en
un modelo de enseñanza situada, resaltarán la
importancia de la influencia de los agentes
educativos, que se traducen en prácticas
pedagógicas deliberadas, en mecanismos de
mediación y ayuda ajustada a las necesidades del
alumno y del contexto, así como de las estrategias
que promuevan un aprendizaje colaborativo o
recíproco.
Cabe
mencionar que en contraposición al individualismo
metodológico que priva en la mayor parte de las
teorías del aprendizaje o del desarrollo, en esta
perspectiva la unidad básica de análisis no es el
individuo en singular ni los procesos cognitivos o
el aprendizaje “en frío”, sino la acción
recíproca, es decir, la actividad de las personas
que actúan en contextos determinados. De esta
manera, una situación educativa, para efectos de
su análisis e intervención instruccional, requiere
concebirse como un sistema de actividad, cuyos
componentes a ponderar incluyen (Engeström, citado
en Baquero,
2002):
-
El
sujeto que aprende.
-
Los
instrumentos utilizados en la actividad,
privilegiadamente los de tipo
semiótico.
-
El
objeto a apropiarse u objetivo que regula
la actividad (saberes y
contenidos).
-
Una
comunidad de referencia en que la
actividad y el sujeto se insertan.
-
Normas o reglas de
comportamiento que regulan las relaciones
sociales de esa comunidad.
-
Reglas que
establecen la división de tareas en la misma
actividad.
A manera
de síntesis, en la perspectiva de la cognición
situada, el aprendizaje se entiende como los
cambios en las formas de comprensión y
participación de los sujetos en una actividad
conjunta. Debe comprenderse como un proceso
multidimensional de apropiación cultural, ya que
se trata de una experiencia que involucra el
pensamiento, la afectividad y la acción (Baquero,
2002). |
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Enfoque
instruccional basado en la cognición situada y
aprendizaje significativo |
El
paradigma de la cognición situada tiene
importantes implicaciones instruccionales, algunas
de las cuales hemos descrito en otros espacios
(Díaz Barriga y Hernández, 2002). Aquí, más que
nada, quisiéramos rescatar su gran potencialidad
en la promoción del aprendizaje significativo en
contextos escolares. De acuerdo con David Ausubel
(1976), durante el aprendizaje significativo el
aprendiz relaciona de manera sustancial la nueva
información con sus conocimientos y experiencias
previas. Se requiere disposición del aprendiz para
aprender significativamente e intervención del
docente en esa dirección. Por otro lado, también
importa la forma en que se plantean los materiales
de estudio y las experiencias educativas. Si se
logra el aprendizaje significativo, se trasciende
la repetición memorística de contenidos inconexos
y se logra construir significado, dar sentido a lo
aprendido, y entender su ámbito de aplicación y
relevancia en situaciones académicas y
cotidianas.
Con la
intención de vincular la noción de aprendizaje
significativo con las ideas de la visión
sociocultural, y en particular con el modelo de la
cognición situada, a continuación presentaremos un
ejemplo que ilustra las diversas opciones de
enseñanza de la materia Estadística, en la carrera
de Psicología. El ejemplo pertenece a la propuesta
de Estadística Auténtica de Derry, Levin y
Schauble (1995), cuyo punto de partida es el
siguiente supuesto
instruccional-motivacional:
La
propensión y capacidades de los estudiantes para
razonar estadísticamente en escenarios auténticos
(de la vida real) puede mejorarse
considerablemente a través de dos
dimensiones:
a)
Dimensión: Relevancia cultural. Una
instrucción que emplee ejemplos, ilustraciones,
analogías, discusiones y demostraciones que sean
relevantes a las culturas a las que pertenecen o
esperan pertenecer los estudiantes. b)
Dimensión: Actividad social. Una
participación tutoreada en un contexto social y
colaborativo de solución de problemas, con ayuda
de mediadores como la discusión en clase, el
debate, el juego de roles y el descubrimiento
guiado.
En la
Figura
1 se muestran seis posibles enfoques
instruccionales que varían precisamente en su
relevancia cultural y en la actividad social que
propician, posibilitando o no aprendizajes
significativos a través de la realización de
prácticas educativas que pueden ser auténticas o
sucedáneas, en los términos que antes hemos
descrito. |
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¿Qué caracteriza a
los seis enfoques instruccionales?: |
1.
Instrucción descontextualizada. Centrada en
el profesor quien básicamente transmite las reglas
y fórmulas para el cálculo estadístico. Sus
ejemplos son irrelevantes culturalmente y los
alumnos manifiestan una pasividad social
(receptividad) asociada al enfoque tradicional, en
el cual suelen proporcionarse lecturas abstractas
y descontextualizadas (el manual de fórmulas y
procedimientos estadísticos).
2.
Análisis colaborativo de datos inventados.
Asume que es mejor que el alumno haga algo, en vez
de sólo ser receptor. Se realizan ejercicios
aplicando fórmulas o se trabaja con paquetes
estadísticos computarizados sobre datos
hipotéticos, se analizan preguntas de
investigación o se decide sobre la pertinencia de
pruebas estadísticas. El contenido y los datos son
ajenos a los intereses de los alumnos.
3.
Instrucción basada en lecturas con ejemplos
relevantes. Adapta el estilo de lectura de
textos estadísticos con contenidos relevantes y
significativos que los estudiantes pueden
relacionar con los conceptos y procedimientos
estadísticos más relevantes.
4.
Análisis colaborativo de datos relevantes.
Modelo instruccional centrado en el estudiante y
en la vida real que busca inducir el razonamiento
estadístico a través de la discusión
crítica.
5.
Simulaciones situadas. Los alumnos se
involucran colaborativamente en la resolución de
problemas simulados o casos tomados de la vida
real (i.e. Investigación médica, encuestas
de opinión, experimentación social, veracidad de
la publicidad, etc.) con la intención de
desarrollar el tipo de razonamiento y los modelos
mentales de ideas y conceptos estadísticos más
importantes en la carrera de
Psicología.
6.
Aprendizaje in situ. Se basa en el modelo
contemporáneo de cognición situada que toma la
forma de un aprendizaje cognitivo (apprenticeship
model), el cual busca desarrollar habilidades y
conocimientos propios de la profesión, así como la
participación en la solución de problemas sociales
o de la comunidad de pertenencia. Enfatiza la
utilidad o funcionalidad de lo aprendido y el
aprendizaje en escenarios reales.
No es que
los autores estén en contra de formas de enseñanza
que incorporen la cátedra, la lectura de libros de
texto o la demostración, sino que éstas se emplean
en un contexto instruccional más amplio y sirven
como herramientas de razonamiento; también importa
que los alumnos entiendan los conceptos
estadísticos básicos y su evolución. No obstante,
lo central en este modelo de Estadística Auténtica
es lograr una actividad y relevancia social altas
en la enseñanza. Por otro lado, el papel del
docente no se restringe a crear “condiciones y
facilidades” sino que orienta y guía
explícitamente la actividad desplegada por los
alumnos. |
|
Algunas estrategias
de enseñanza situada |
Al inicio
de este escrito nos referimos a algunos modelos
instruccionales derivados de los estudios en
cognición y aprendizaje situados, que nos permiten
afirmar que se está desarrollando un enfoque de
enseñanza situada. De acuerdo con Daniels (2003)
se recuperan diversos postulados de la corriente
sociohistórica y de la teoría de la actividad, así
como propuestas socioculturales referidas a los
modelos de construcción del conocimiento basados
en los enfoques que este autor denomina “modelo
del equipo de investigación científica” y “modelo
del aprendizaje artesanal”. Así, destacarían el
cognitive apprenticeship o aprendizaje
cognitivo (Rogoff, 1993), la participación
periférica legítima (Lave y Wenger, 1991), la
enseñanza recíproca (Palincsar y Brown, 1984), la
construcción colaborativa del conocimiento, las
comunidades de aprendizaje y la alfabetización
tecnológica (Scardamalia y Bereiter, 1991;
Daniels, 2003). Asimismo, aunque no se ubica en la
visión sociocultural sino en el movimiento de la
denominada educación progresista y democrática, se
cita reiteradamente el modelo del “aprendizaje
experiencial” propuesto por John Dewey. De acuerdo
con Neve (2003), la obra de Dewey, en particular
el texto Experiencia y educación
(1938/1997), es la raíz intelectual de muchas
propuestas actuales de cognición situada.
Recuérdese que para Dewey “toda auténtica
educación se efectúa mediante la experiencia” (p.
22) y que una situación educativa es resultado de
la interacción entre las condiciones objetivas del
medio social y las características internas del
que aprende, cono énfasis en una educación que
desarrolle las capacidades reflexivas y el
pensamiento, el deseo de seguir aprendiendo y los
ideales democrático y humanitario. Para Dewey, el
aprendizaje experiencial es activo y genera
cambios en la persona y en su entorno, no sólo va
“al interior del cuerpo y alma” del que aprende,
sino que utiliza y transforma los ambientes
físicos y sociales para extraer lo que contribuya
a experiencias valiosas y establecer un fuerte
vínculo entre el aula y la comunidad.
En este
marco ubicamos algunas de las posibles estrategias
de enseñanza que hoy acaparan la atención de
algunos autores de la cognición situada. Como
podrá verse a continuación, algunas de estas
estrategias se han desarrollado y trabajado desde
varias décadas atrás (i.e. la enseñanza
experiencial, el método de proyectos o el análisis
de casos). Lo que reviste interés es cómo están
siendo reconceptuadas desde esta perspectiva
situada y sociocultural, y son objeto de
investigación e intervención en el campo de la
enseñanza.
Así como
en un trabajo previo hemos analizado una
diversidad de estrategias para la enseñanza y el
aprendizaje a partir del discurso y del texto
educativo (Díaz Barriga y Hernández, 2002), aquí
enfatizaremos aquellas estrategias centradas en el
aprendizaje experiencial y situado. Es preciso
aclarar que por estrategia de enseñanza o
estrategia docente entendemos los
procedimientos que el profesor o agente de
enseñanza utiliza de manera flexible, adaptativa,
autorregulada y reflexiva para promover el logro
de aprendizajes significativos en los
alumnos.
A
continuación destacamos las estrategias para el
aprendizaje significativo centradas en el
aprendizaje experiencial y situado, que se enfocan
en la construcción del conocimiento en contextos
reales, en el desarrollo de las capacidades
reflexivas, críticas y en el pensamiento de alto
nivel, así como en la participación en las
prácticas sociales auténticas de la comunidad.
-
Aprendizaje centrado en la
solución de problemas auténticos.
-
Análisis de casos (case
method).
-
Método de
proyectos.
-
Prácticas situadas o
aprendizaje in situ en escenarios
reales.
-
Aprendizaje en el servicio
(service learning).
-
Trabajo en equipos
cooperativos.
-
Ejercicios, demostraciones
y simulaciones situadas.
-
Aprendizaje mediado por las
nuevas tecnologías de la información y
comunicación (NTIC).
Por
razones de espacio, no agotaremos una descripción
puntual de cada una, sólo haremos comentarios que
nos parecen relevantes al respecto.
Tal vez
resulte una obviedad, pero varias de estas
estrategias suelen combinarse en la práctica o
encontrarse en la literatura como clasificaciones
integradas de las mismas. Por ejemplo, McKeachie
(1999) tomando como sustento la teoría de John
Dewey (1938/1997), engloba bajo el rubro de
“aprendizaje experiencial” aquellas experiencias
relevantes de aprendizaje directo en escenarios
reales (comunitarios, laborales, institucionales)
que permiten al alumno: enfrentarse a fenómenos de
la vida real; aplicar y transferir
significativamente el conocimiento; desarrollar
habilidades y construir un sentido de competencia
profesional; manejar situaciones sociales y
contribuir con su comunidad; vincular el
pensamiento con la acción; reflexionar acerca de
valores y cuestiones éticas. En este amplio
espectro, incluye al aprendizaje basado en el
servicio, los internados (internships), el
trabajo cooperativo en empresas y negocios, y la
participación del estudiante en tareas auténticas
de investigación.
En
relación con el aprendizaje basado en la
solución de problemas auténticos, éste
consiste en la presentación de situaciones reales
o simulaciones auténticas vinculadas a la
aplicación o ejercicio de un ámbito de
conocimiento o ejercicio profesional (dado el caso
de la educación superior), en las cuales el alumno
debe analizar la situación y elegir o construir
una o varias alternativas viables de solución.
Para algunos autores incluye el aprendizaje
mediante el análisis y resolución de casos, las
estrategias de simulación y juegos. Es innegable
su origen y tradición dentro del campo de la
enseñanza médica. En todo caso, me gustaría
resaltar algunos de sus logros, documentados en la
literatura: una mayor retención y comprensión de
conceptos, aplicación e integración del
conocimiento, motivación intrínseca por el
aprendizaje y desarrollo de habilidades de alto
nivel.
Respecto
al trabajo mediante proyectos es innegable que
podemos rastrear sus orígenes en el trabajo de W.
Kilpatrick (1921). Desde la visión que en este
momento nos interesa, rescataríamos la concepción
de Wassermann (1994, p. 160) que lo caracteriza
como una asignación a un estudiante o a un grupo
pequeño de una tarea formal sobre un tópico
relacionado con un área de estudio: “los proyectos
incluyen actividades que pueden requerir que los
estudiantes investiguen, construyan y analicen
información que coincida con los objetivos
específicos de la tarea”. Los campos de aplicación
son múltiples, desde el aprendizaje científico y
el quehacer investigativo en las disciplinas
antropológico-sociales, pasando por la creación
artística y literaria, el aprendizaje multimedia y
de las ciencias de la comunicación, el análisis
institucional u organizacional, entre otros. De
acuerdo con Posner (1998) el enfoque de proyectos
puede abarcar al currículo y a la enseñanza de
manera conjunta, pero lo importante es que esté
organizado alrededor de actividades desde una
perspectiva experiencial, donde el alumno aprende
a través de la experiencia personal, activa y
directa con el fin de iluminar, reforzar y
asimilar el aprendizaje cognitivo. Como rasgos
centrales, este autor
plantea:
-
Tipos
de conocimiento para preparar a los alumnos:
conocimiento social, conocimiento propio
(actitudes) y habilidades cada vez más
complejas. Por consiguiente, implica un enfoque
desarrollista, de currículo en
espiral.
-
Énfasis: en asuntos del
mundo real de interés práctico para los
estudiantes.
-
Se
focaliza en preparar a los alumnos para la
ciudadanía.
-
Particularmente exitoso en
poblaciones de alto riesgo (baja motivación,
abandono escolar).
Wassermann (1994, p.3) define
a los casos
como:
Instrumentos educativos
complejos que aparecen en la forma de
narrativas. Un caso incluye información y datos
(psicológicos, sociológicos, científicos,
antropológicos, históricos, observacionales) así
como material técnico. Los buenos casos se
construyen en torno a problemas o “grandes
ideas”, es decir, aspectos significativos de una
materia o asunto que garantizan un examen serio
y a profundidad. Las narrativas se estructuran
usualmente a partir de problemas y personas de
la vida real.
Aunque
los casos se centran en materias o áreas
curriculares específicas; por ejemplo, historia,
pediatría, leyes, administración, educación,
psicología y desarrollo del niño son por
naturaleza interdisciplinarios. Existe una amplia
literatura acerca de casos que pueden emplearse en
la enseñanza de muy diversas disciplinas y
profesiones e incluso direcciones en Internet
donde se puede consultar e intercambiar
información respecto a sus potencialidades en la
enseñanza. Promueven las habilidades de aplicación
e integración del conocimiento, juicio crítico,
toma de decisiones y solución de problemas en los
alumnos.
De hecho,
Scardamalia y Bereiter (en Daniels, 2003),
postulan que la principal función de la educación
debería ser la construcción de conocimientos
colectivos mediante el aprendizaje basado en
problemas y el aprendizaje basado en proyectos,
incorporando aprendizajes para el manejo de la
información y la alfabetización tecnológica
requeridos en la sociedad del conocimiento. No
obstante, ello no debe entenderse como propiciar
un aprendizaje empírico desconectado de los
conceptos científicos, por el contrario, requiere
privilegiar objetos de conocimiento científica y
culturalmente potentes.
Por su
parte, el aprendizaje basado en el servicio a
la comunidad (service learning) es un método
(Commission on National and Community Service,
1990 en Yates y Youniss,
1999):
-
Por
el cual los estudiantes aprenden y se
desarrollan mediante la participación activa en
experiencias de servicio cuidadosamente
organizadas que responden a las necesidades
actuales de la comunidad y que se coordinan en
colaboración entre la escuela y la
comunidad.
-
Integrado dentro del
currículo académico de los estudiantes y
proporciona al alumno un tiempo estructurado
para pensar, hablar o escribir acerca de lo que
éste hace y observa durante la actividad de
servicio.
-
Proporciona a los
estudiantes la oportunidad de aplicar los
conocimientos y las habilidades adquiridas
recientemente en situaciones de la vida real, en
sus propias comunidades.
-
Fortalece las enseñanzas de
la escuela extendiendo el aprendizaje del alumno
más allá del aula, hacia la comunidad y ayuda a
fomentar el desarrollo de un sentido de
responsabilidad y cuidado hacia los demás.
Entre sus
principales implicaciones destaca que el
aprendizaje orientado al servicio puede influir en
el sentido de identidad y de justicia social de
los adolescentes y jóvenes. Para los autores
consultados, representa la oportunidad de
reorientar la cultura contemporánea hacia el valor
de ayudar a los demás y de asumir nuestra
responsabilidad social. La actividad de servicio
será significativa si se enfrentan necesidades y
retos de la vida real y se cuestionan juicios
preconcebidos. En este modelo se enfatiza la ayuda
a los otros, no como caridad o lástima sino con
responsabilidad social relacionada con una toma
de conciencia moral, social y cívica. Las
actividades en la comunidad se realizan con un
claro sentido de grupo, se fortalece una membresía
colectiva y la base es un aprendizaje cooperativo.
Finalmente, se plantea que deben privilegiarse las
oportunidades de reflexionar (pensar críticamente
lo que se hace) junto con los
compañeros.
Para
cerrar esta presentación, más que arribar a
conclusiones (las cuales dejamos abiertas a una
agenda pendiente de investigación educativa,
puesta en práctica y análisis crítico de las
estrategias y enfoques aquí vertidos), pretendo
vincular lo expuesto con la noción de
facultamiento o empoderamiento
(empowering) como también se le conoce.
Desde esta perspectiva, lo antes expuesto no debe
verse sólo como la posibilidad de disponer de
innovaciones técnicas para la enseñanza que se
introducen en un contexto con valores y prácticas
educativas tradicionales inalterados. Considero
que estrategias como las aquí planteadas serán más
efectivas, significativas y motivantes para los
alumnos si los facultan (los “empoderan”) para
participar activamente, pensar de manera reflexiva
y crítica, investigar y actuar con responsabilidad
en torno a asuntos relevantes. En particular,
destacaría la posibilidad de una experiencia y
actuación consciente en su comunidad orientada a
una mayor comprensión y mejora.
Quisiera
terminar con una reflexión en torno a los
conceptos básicos de una educación cuyo propósito
es el facultamiento de los alumnos con miras a una
participación en asuntos relevantes de la vida
diaria en su comunidad. De acuerdo con Claus y
Ogden (1999), los principios educativos que
permiten el facultamiento incluyen un aprendizaje
situado en los términos aquí descritos, un
aprendizaje activo y centrado en experiencias
significativas y motivantes (auténticas), el
fomento del pensamiento crítico y la toma de
conciencia. Asimismo, involucra la participación
en procesos en los cuales el diálogo, la discusión
grupal y la cooperación son centrales para definir
y negociar la dirección de la experiencia de
aprendizaje. Y finalmente, el papel del enseñante
como postulador de problemas (en el sentido de
retos abordables y significativos) para generar
cuestionamientos relevantes que conduzcan y
enmarquen la enseñanza (ver Figura 2).
 |
Figura 2.
Principios educativos del “facultamiento” (Claus y
Ogden,
1999). |
|
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|
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Lang. |
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Para citar este
artículo, le recomendamos el siguiente formato:
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Díaz Barriga, F. (2003).
Cognición situada y estrategias para el
aprendizaje significativo. Revista Electrónica
de Investigación Educativa, 5 (2). Consultado
el día
de mes
de año
en: http://redie.ens.uabc.mx/vol5no2/contenido-arceo.html
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1La Revista Electrónica
de Investigación Educativa agradece a los
organizadores del Tercer Congreso Internacional de
Educación y al Consejo Académico de la carrera de
Educación, de la Facultad de Ciencias Humanas de
la Universidad Autónoma de Baja California, por
permitir la publicación de esta
ponencia. |
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desde el 1 de noviembre de
2003
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Gracias
por su visita.
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