¿Aprendizaje social en las letras de tango?

 

Nora Mamaní

 

Ponencia presentada en las XXX JORNADAS HISPÁNICAS Y DE AMÉRICA LATINA, Congreso Internacional: La ciudad y los imaginarios locales en las literaturas latinoamericanas, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile; 7, 8 y 9 de noviembre de 2007.

 

 

 

Es indiscutible la vigencia actual del tango en Latinoamérica y sobretodo  de sus letras en la literatura del siglo XX y XXI. Algunos escritores y críticos se refieren a ella como la literatura tanguera. Uno de ellos fue Jorge Luis Borges quien  escribió un libro breve sobre Evaristo Carriego y tituló a uno de sus capítulos: Historia del tango[1]. De las letras él decía “Son de valor desigual, proceden de centenares y millones de plumas heterogéneas, integran un corpus poeticum que los historiadores de la literatura Argentina leerán o, en todo caso vindicarán... Lo popular, siempre que el pueblo ya no lo entienda, siempre que lo hayan anticuado los años, logra la nostálgica veneración de los eruditos y permite polémicas y glosarios. No desconozco su variedad y el creciente ámbito de sus temas”. Borges también escribió letras de tango. En  Alguien le dice al tango expresa “Yo habré muerto y seguirás orillando nuestra vida, Buenos Aires no te olvida, tango que fuiste y serás[2].

A su vez Ernesto Sábato habló de este fenómeno cuando escribió un libro titulado Tango... discusión y clave[3]. Así mismo, uno de los personajes de su novela Sobre héroes y tumbas tiene una estrecha relación con el tango.

Estos, por citar solo algunos casos nos lleva a afirmar que en definitiva  el tango supo tener su autonomía y universalizarse. Las letras, como conjunto narrativo, son una extraordinaria expresión discursiva que describe la vida  cotidiana  de los sujetos, las peripecias humanas en la ciudad o los suburbios y  los comportamientos y saberes que éstos espacios generaron hacia la primera mitad del siglo XX en la Argentina.

La propuesta intenta generar un espacio de reflexión  que permita la comprensión de las letras de tango a partir del enfoque de la Cognición Social que comprende: “ el campo de los saberes y competencias  relativas a las personas, a las relaciones interpersonales que intervienen entre individuos identificados por parámetros personales y funcionales en relación inmediata o retransmitida, a las relaciones en el seno de un grupo humano o entre grupos”[4]. Estos saberes y competencias no se imparten en ninguna institución determinada sino en la calle, en la ciudad y en esa interacción que se produce. Son el resultado de un aprendizaje social que se adquiere en la vida cotidiana donde, la calle, es el aula en el que  a través de la experiencia individual y social se llega al conocimiento.

En este trabajo nos referimos a aquellos contenidos comportamentales[5] indispensables para la supervivencia social pero que en su mayoría son degradados, no tienen respaldo académico y en consecuencia son marginados por la educación institucionalizada.

Las letras de tango constituyen un espacio donde es posible encontrar estos contenidos cognitivos sociales, algunos perviven en la memoria actual y tienen vigencia, otros han quedado excluidos al transcurrir el tiempo.

El objetivo es describir aquellas conductas que dan cuenta de un conocimiento social sean gestos, palabras, actitudes, interacciones sociales y experiencias personales que conllevan un objetivo o resultado. A veces estos saberes que son productos de vivencias personales o de la  relación con otros, implican un posible uso de picardía para solucionar o superar problemas, aventajar a otros, conseguir apoyo, aprovechar oportunidades, aparentar, saber caer bien parado, etc.

El aprendizaje de conocimientos sean comportamientos y emociones puede darse en distintos espacios como el cafetín, el centro, el bar, la calle, etc. En estos lugares se suceden un entramado de relaciones entre los que los frecuentan y aquellos que los visitan por primera vez.

Cada letra de tango que a continuación detallaremos describe una clase de aprendizaje social en un espacio determinado.

En el cafetín

En la letra de tango Café la Humedad se compara un cafetín llamado “La Humedad” con “la escuela de las noches ”porque allí, dice al poeta, “le enseñaron a mis días”. En este espacio el sujeto aprendió actitudes para prevenir desgracias como el “alejarse de la muerte”. Pero lo consiguió luego de frecuentar los “sábados de trampa, billar y reunión”, es decir, tras la reiteración de conductas, estando en relación con otros y escuchando las experiencias de los otros.

En el centro

Pucherito de gallina de Roberto Medina nos proporciona algunos aspectos importantes  respecto a este tipo de aprendizaje: siempre se adquiere  en relación con otros, es decir con quienes pertenecen al mismo grupo, y, para quien se integra por primera vez existe una necesidad de incorporar aquel conocimiento que le es desconocido para no ser excluido por sus pares. El poeta expresa que  se inició en el camino de la vida “Del brazo de hombres jugadores y con vento”. De ellos aprendió cómo actuar ante los demás: “ nunca hay que fallar”.

Pero también de sus pares menciona conocimientos negativos

Su debut en Corrientes y Maipú,

 quemar su juventud.

Aprendí lo que es ser calavera”.

Aquí todo aprendizaje supone un resultado que no muchas veces es satisfactorio “Hoy han pasado los años y no encuentro calor de hogar, familia y juventud”. Cada uno es responsable de la elección de aquellos  conocimientos que  serán útiles y provechosos y el rechazo de otros que podrían ocasionar malestar en el futuro.

En la calle

En Un lobo más de Héctor Negro la calle se presenta como una selva llena de peligros y personas comparables a animales salvajes, donde es imprescindible aprender a ser un lobo más. Esto supone adquirir astucia para sobrevivir, saber cómo derribar al otro, cómo ganar, etc. “La calle me enseñó, sus dientes y su ley. La calle me enseñó a morder, a no llorar, a saberse vender. Por no pegar me lo dieron a mi”. Caracterizada la vida de esta manera uno debe aprender a dar el primer golpe antes de que los demás lo golpeen a uno. Es un saber tras un largo proceso de heridas y sufrimientos ante la ley de la vida, es decir, la ley de la selva. Aquí no se trata de conocer para progresar sino para vivir un día más en la calle.

También para permanecer con éxito en la calle, la vereda o el centro, hay que estar atentos a los consejos del tango Atenti Pebeta de Ciriano Ortiz. Toda la letra es una suma de consejos de quien dice “Yo soy un zorro viejo y te quiero bien”. Cuando se tratan de  conocimientos del que no podemos participar porque tendríamos que soportar todas las experiencias y sus efectos, tendemos a aceptar  la enseñanza de los demás sobretodo cuando existe un cierto afecto o estima hacia quien nos habla. Esto sucede con  la mujer a quien se aconseja estar atenta para tener éxito con los hombres y saber cuál de todos es el mejor:

Hacete la chiruza y no te deschavés,

que no se dé cuenta

que estás lista al primer lazo que tiró,

caminá junando al suelo,

porque sino dicen los giles

que te han echao a perder,

rajales a unos bigotitos de catorce líneas

a esos sobretodos con....( hombres con cierto aspecto físico)

En definitiva supone aprender a fingir y guardar las apariencias, a caminar de cierto modo por la vereda, a cuidarse de ciertos hombres, a tener un aspecto físico determinado:

“Dejate crecer el pelo,

pollera por donde nace el tobillo”.

En lugares de juegos de azar

En Suerte loca de Francisco García Jiménez, se aprende que sólo es posible ganar si se tiene suerte, la suerte loca. Existe un aprendizaje de sujeto  a través de observar, el intervenir y vivenciar el juego:

Vi que todo era mentir,

yo aprendí viendo trampearme

Yo también entré al juego

Pese a la reiteración de las conducta del apostar o jugar y el resultado de perder, la experiencia no es aprovechada por el sujeto quien o no es consciente del aprendizaje o simplemente  lo ignora:

Y a pesar de lo aprendido,

si me dan lo que he perdido,

vuelve a hundirme la confianza”.

En el bar:

El vinacho de José Razzamo nos propone aceptar el conocimiento de un bebedor experto en vino tinto, whisky, licor, grapa, etc. Este saber nos llega a través de su consejo “Nunca trates de faltar las reglas del bebedor”. Entre algunas reglas expresa “Si es tinto es mejor, no discutas con nadie por cuestiones de color”. Propone aprender a conocer la bebida que corresponde a cada uno, sea mujer, doctor, borracho o joven. Implica el conocimiento del objeto bebida que le pertenece a cada sujeto.

Aprendizaje a partir de la experiencia:

Hay otro aprendizaje que se adquiere en el esfuerzo cotidiano de cada uno por ganarse la vida,  para tener éxito o sólo sobrevivir. Es un aprendizaje a partir de la experiencia  como consecuencia de la relación próxima con un ser amado. En las letras de tango la historia nos es referida por el propio protagonista.

Este es el caso de la historia en  “Como dos extraños” de José Maria Contursi. El hombre decide buscar a la mujer amada porque:

“Y el corazón me suplicó,

Que te buscara y

le diera tu querer,

Me lo pedía el corazón...” 

Cuando la encuentra el hombre agrega:

“Palideció la luz del sol.

Al escucharte fríamente conversar.

Fue tan distinto nuestro amor.

Parecemos dos extraños”.

Luego del cual el hombre expresa en los dos últimos versos el conocimiento adquirido, aquel vinculado a la vida y a los cambios que son inevitables:

Lección que por fin aprendí.

Cómo cambian las cosas, los años”

Cuando la experiencia tiene que ver con un amor frustrado:

En Madreselva de Luis César Amadori el protagonista refiere su historia. Luego de recordar su infancia feliz y su primer amor cuenta las conductas que más tarde adquirió en la vida:

Aprendí que hay que fingir para vivir decentemente ,

que el amor y fe mentiras son,

que del dolor se ríe la gente, que la vida castiga,

y le ha enseñado su creo amargo”

No es solo conocimiento lo que se adquiere sino las emociones que se deben manifestar o fingir como la fe o el amor y aquellas que hay que ocultar, el dolor, así también la construcción de una filosofía de  vida como resultado de esa experiencia.

Otro planteo similar es el de “Alma en pena” de Francisco García Jiménez. Un hombre cuenta su pena tras la pérdida de una mujer que lo abandonó. De la experiencia del amor y el desamparo, él expresa:

Tú me enseñaste a querer

 y he sabido y haberlo aprendido...

Y yo que voy aprendiendo hasta odiarte,

 tan solo ha olvidarte no puedo aprender”.

Aquí nuevamente el conocimiento tiene que ver con las emociones, el sentimiento de amar, odiar y olvidar del cual el primero le es dado por “una mujer” y los dos últimos son producto de su experiencia personal.

En Bien de debajo de Héctor Negro el poeta refiere su historia de conductas adquiridas y filosofía creada tras la larga experiencia de penas y padecimientos: “Tengo tanto asfalto que caigo parado”. El aprender tras la larga vivencia lo lleva a salir victorioso cuando enfrenta una adversidad. Como saberes adquiridos cita:

Andar a los tumbos,

conservar el rumbo (me costó mil golpes pero no afloje),

saber que nadie me vende un buzón,

si estoy jugado no me vuelvo atrás.”

Es la suma de estos conocimientos la que lo ayuda a construir una filosofía , su filosofía acerca de cómo desenvolverse en la vida y que canta a los demás: “Escuchan mi credo”.

Chorra, de Enrique Santos Discépolo refiere los consejos de un hombre que por experiencia personal advierte de una clase de mujer: “la chorra”, a quien acusa de:

 “Me pusiste a la miseria,

me comiste el mercadito,

me robaste hasta el amor”.

Sin embargo  el hombre se describe como bueno y gil porque la silueta de una mujer fue el anzuelo. Aconseja a otros no dejarse engrupir por ésta mujer:

Cuídense porque anda suelta,

si los cacha los da vuelta,

no les da tiempo a rajar”.

               Nos muestra que en la calle hay que aprender a conocer, “mirar” a las personas con quienes se va a tratar y cuidarse de otras. Es un aprendizaje indirecto a través del consejo de las personas.

Pero no solo se aprende sino también se enseña, esto nos dice la letra de Homero Expósito Chau... no va más. La vida es un continuo: aprender-enseñar y enseñar-aprender porque “vivir es cambiar”, dice el poeta. Se enseñan emociones y formas de sentir

Te enseñé cómo tiembla la piel...

y otra vez lo aprendí”.

En la calle no sólo se es alumno sino maestro  cuando después de mucho vivir se aconseja al que pierde un ser amado

Tomalo con calma,

tenés que seguir”.

Se enseñan actitudes frente al infortunio y saberes proyectados al futuro:

Te volverá a pasar tantas veces,

que el amor muere

Que nos roban el futuro”. 

Finalmente el consejo:

Empezar a pintar todos los días ,

sobre el paisaje muerto del pasado”.

Se aprende cuando se es joven:

En la letra de tango Tropezón de Luis Bayón Herrera, un joven mientras es apresado por el policía dialoga con éste a quien confiesa: “El corazón aprende a vivir” cuando se padece la traición de una mujer de cabaret. El sentirse traicionado es algo que no deseaba aprenderse pero que tras conocerse es aceptado como una dolorosa  experiencia grabada en la memoria:

Vivir tras un tropezón que da la vida

No quiera Dios que me amargue

recordando su traición“.

También en el tango Guapo y varón de Enrique Delfino, un muchacho describe lo que un compañero aprendió tras conocer a una mujer. Veremos de qué manera un saber social nuevo puede cambiar totalmente la forma de ser de una persona, en este caso, para mal. Él en un principio es descrito como  guapo y varón, patrón por su coraje y sangre fría, aquel que imponía obediencia, malevo y  fuerte que nunca lloraba. Hasta que: “El puñal de unos ojos negros y cándidos se clavó en tu corazón y burló tu cariño”, nos dice el testigo. Esta experiencia amarga  lo lleva a suplicar y a llorar como un niño. Aprendió:

 “Que el guapo se vuelve cobarde

y no vale prepotencia cuando talla la pasión”.

Una característica de todo aprendizaje es que supone un cambio o una transformación en la manera de conducirse, de hablar, de comportarse y quizás hasta de identidad.

Las mujeres también aprenden, así lo confirma Guapo sin grupo de Manuel Romero. En la letra una mujer mayor recuerda lo mucho que aprendió de un hombre del que ignora su paradero. Se presenta un contraste entre ambos. Ella, una infeliz que encontró la trampa abierta y cayó como un ratón. Él, un guapo sin grupo, tiburón, con mucha carpeta, charla descarada que la engrupió de entrada, reo para el laburo y púa para el naipe, bruto y mano larga. Aun así afirma la mujer: “Y no estoy arrepentida,

porque debe la mujer,

aprender a callar

y regular el tren”.

Pero este aprendizaje fue el resultado de un proceso padecido:

Me dio muchas cachetadas,

fui desgraciada pero me hizo reír

Adquirir la conducta del silencio y de la manera de actuar le significó éxito en la vida de la que la mujer está agradecida:

“Se lo debo acreditar,

igual que un padre para mí fue,

con mano bien templada

pudo hacerme una mina bien”.

 

Reflexión:

              Las letras de tango constituyen la referencia de muchos conocimientos y competencias setenta años atrás. Hoy, en el siglo XXI son el fiel reflejo de la vida cotidiana. Aprendemos a partir de la experiencia personal, de la experiencia ajena referida por otros a través del diálogo, los consejos y la observación.

 

Siempre habrá aprendizaje social independientemente del tiempo, el espacio en el que uno se encuentre y el caudal de conocimiento adquirido en la educación formal e informal. Se aprende en la ciudad, en la calle, el bar, el cafetín y demás lugares.

El saber es inacabado, sean de comportamientos, emociones, modo de vincularse con el otro, de progresar, de no repetir errores, etc.

Todo este corpus de saberes pueden ayudar a construir una filosofía de vida y, por qué no de una identidad.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Houdé, Kayser y otros: Diccionario de Ciencias Cognitivas. 1998/ 2003, ps. 66-71.

Foucault, M.: La arqueología del saber. 1969. Paris Gallimard.

Magariños de Morentin, J. Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica, 1996. buenos Aires. Edicial.

Grupo Clarín: Tango de colección.

Página Web: www.universidad-de-la-calle.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

[1] En la reedición de Evaristo Carriego (1955) Borges incorpora otros trabajos y un capítulo titulado Historia del tango que puede asombrar por su erudición sobre temas y autores y, de modo especial, por su análisis acerca de lo que él llama el tango pendenciero, donde afirma que las milongas expresan directamente algo que los poetas muchas veces, han querido decir con palabras: la convicción de que pelear puede ser una fiesta. Y concluye de este modo: “De mí, confesaré que no suelo oír El Marne o Don Juan sin recordar con precisión un pasado apócrifo, a la vez estoico y orgiástico, en el que he desafiado y peleado para caer al fin, silencioso, en un oscuro duelo a cuchillo. Tal vez la misión del tango sea ésa: dar a los argentinos la certidumbre de haber sido valientes, de haber cumplido ya con las exigencias del valor y el honor”.

 

[2] Letra de tango escrita por Jorge Luis Borges en al año 1965 e interpretada  por Astor Piazzolla.

[3] Tango, discusión y clave" es un libro que  Sábato dedicó a Borges, diciéndole en el prólogo:"Yo quisiera convidarlo con estas páginas que se me han ocurrido sobre el tango. Y mucho me gustaría que no le disgustasen. Créamelo". El libro tiene otra parte "Antología de informaciones y opiniones sobre el tango y su mundo", en el que colaboraron Di Paula, Noemí Lagos y Tulio Pizzini, con la dirección de Sábato. Pero lo más interesante del libro son las cinco partes: "Hibridaje", "Sexo", "Descontento", "Bandoneón" y "Metafísica".

[4] Houdé, Kayser y otros: Diccionario de Ciencias Cognitivas. 1998/ 2003, ps. 66-71.

[5] Contenidos comportamentales en la medida en que los comportamientos pueden ser discursos sociales  que imparten conocimientos  y son socialmente percibidos.