El aprendizaje marginal en Arlt y Bielinski

 

Eva Olmos

 

 

Ponencia presentada en las XXX JORNADAS HISPÁNICAS Y DE AMÉRICA LATINA, Congreso Internacional: La ciudad y los imaginarios locales en las literaturas latinoamericanas, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile; 7, 8 y 9 de noviembre de 2007.

 

 

 

Esta ponencia surge a partir de las reflexiones realizadas en el marco del proyecto de investigación denominado “La universidad de la calle” dirigido por el profesor Juan Magariños de Morentín, docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu., Argentina.

A menudo al decir “El que se quema con leche cuando ve la vaca llora”, afirmamos que alguien aprende a través de la experiencia. Y ante una situación similar  recuerda lo sucedido, medita el hecho teniendo presente lo ya acontecido como una consecuencia factible. Este aprendizaje es asimilado intuitivamente en el trato cotidiano y se manifiesta en los  comportamientos. Es un conocimiento latente, basado en la experiencia y la observación durante el esfuerzo cotidiano de vivir o sobrevivir exitosamente.

Los comportamientos surgen en función del aprendizaje[i] que cada sujeto adquiere en interrelación con otros sujetos. Las conductas pueden perseguir diferentes metas de acuerdo a los intereses y circunstancias en las que se encuentra inmerso el sujeto.

Entonces las conductas serían una forma de comunicar silenciosamente los aprendizajes. Esta modalidad es la que nos interesa en esta oportunidad. Sobre todo ver a lo largo de los relatos cómo emergen los aprendizajes para evidenciar aquello que no sólo dicen las palabras sino también el comportamiento, los gestos y las diferentes  decisiones adoptadas ante situaciones concretas.

Una forma en que el aprendizaje se manifiesta es en las picardías y en la traición. Entendiendo a la traición como la acción extrema de las conductas y a las picardías como el comportamiento en el que se combina la astucia y el engaño para obtener ventaja en cualquier ámbito. Es la viveza criolla de estar un paso adelante para embaucar y timar a favor de uno mismo.

 

 

 

En la novela El juguete rabioso (1927) de Roberto Arlt está presente la traición como el comportamiento desleal entre amigos pero también aparece como figura del discurso, como metáfora que señala una relación de semejanza entre los aprendizajes, las picardías y  la vida del personaje.

El relato, en primera persona, trata de un joven que intenta dar cuenta de su traición.  Evade la soledad, la incomprensión y la desesperanza contando su vida desde la adolescencia en la que se mezclan las imágenes de la inminente pobreza y la necesidad imperiosa  de obtener dinero a través de sus picardías.

Las picardías surgen en momentos claves, casi en situaciones límites como en los momentos de robo, en el trabajo de vendedor de libros usados, en las entrevistas laborales e incluso en el ámbito laboral. En un principio son grupales cuando  el protagonista es parte del Club de los Caballeros de la Media Noche, después son individuales porque las realiza solo, tras varios tropiezos.

Cada integrante del club cumple una función. Silvio es el inteligente y el bioquímico oficial. Enrique es el dibujante y el falsificador. Lucio, el entusiasta neófito y rocambolero. Todos buscan fama y anhelan ser héroes como Rocambole[ii].

“...yo soñaba con ser bandido y estrangular corregidores libidinosos; enderezaría entuertos, protegería a las viudas y me amarían singulares doncellas.” [iii]

Sus actividades delictivas son una imitación de los pasos de sus superhéroes porque desean fama. Se sienten poderosos al saber algo que las personas desconocen.

“...quién va a sospechar de unos muchachos.”[iv]

Para ser ladrón es preciso el aprendizaje práctico para actuar, estar siempre alerta agudizando los sentidos y viendo lo ajeno.

“-El aprendizaje de ratero tiene esta ventaja: darle sangre fría a uno, que es lo más necesario para el oficio. Además, la práctica del peligro contribuye a formarnos hábitos de prudencia.”[v]

“Nuestros ojos giraban como bolas y se abrían como platos investigando su provecho, los dedos prontos y la mirada bien escudriñadora para no dar golpe en falso como ratero de tres al cuarto”[vi]

Para alcanzar la meta es necesario  aplicar diversas picardías como la elección del tiempo, la vestimenta y los gestos adecuados para no despertar ninguna sospecha.

“Después de almorzar a la hora en que las calles están desiertas, discretamente trajeados  salíamos a recorrer las calles de Flores o Caballitos.”

“...compuesto los modales y compungidos el rostro. Parecíamos los monaguillos de caco.”[vii]

 

 E incluso conocer de antemano las mañas del comprador de los objetos hurtados.

“El patizambo revisaba meticulosamente nuestro hatillo, sopesaba los cables, probaba las lámparas...oliscaba las canillas y con paciencia desesperante calculaba y descalculaba hasta terminar por ofrecernos la décima parte de lo que valía lo robado a precio de costo.  Si discutíamos o nos indignábamos, el buen hombre levantaba las pupilas bovinas, sonreía con socarronería, y... dándonos festivas palmaditas en las espaldas, nos ponía en la puerta de la calle...y el dinero en la  palma de la mano.” [viii]

Y ante la duda de ser descubierto actuar rápidamente para  despistar a las personas

“Un  agente de policía  cruzó el herbero de la plaza hacia nosotros.

Lucio exclamó en voz alta; lo suficiente para ser escuchado por el polizonte: -¡Es que el profesor de Geografía me tiene rabia, che, me tiene rabia!”

“Caminando lentamente escudriñábamos en la sombra, después sin pronunciar palabras trepé por los barrotes.

-¿Quién pasó, che?

-Un oficial inspector y un vigilante. Yo me hice el que esperaba el bondi.”[ix]

En el café y en los comercios  aprovechar las distracciones si las hubiere y si no las hay es preciso inventarlas.

 “...en una mesa había un cubierto olvidado o una azucarera y el camarero se distraía, hurtábamos ambas, y ya en los mostradores de cocina o en cualquier otro recoveco, encontrábamos lo que creíamos necesario para nuestro común beneficio.”

“...engatusábamos a los mozuelos que atienden el mostrador en tanto que el amo duerme la siesta. Con un pretexto u otro, Enrique llevaba al muchacho a la vidriera de la calle, para que le cotizara los precios de ciertos artículos, y si no había gente en el despacho yo prontamente abría una vitrina y me llenaba los bolsillos de cajas de lápices, tinteros...sólo una vez pudimos sangrar de su dinero a un cajón sin timbre de alarma...”[x]

El aprendizaje se realiza a través de la imitación[xi] guiada por la admiración de los superhéroes con el fin de tener fama para ayudar a los desamparados que en definitiva son ellos mismos. También predomina  un aprendizaje de facilitación social[xii] basado en las creencias sociales porque Silvio Astier es admirado por sus aptitudes de autodidacta.

“...ello (la creación del cañón) les evidenció mi superioridad intelectual que desde entonces prevaleció en las expediciones organizadas para ir a robar fruta o descubrir tesoros enterrados...”[xiii]

Aplica esta habilidad durante una entrevista laboral para ingresar a la armada. Aunque más tarde paradójicamente es dado de baja por sus conocimientos  ya que la naval necesita gente bruta.

“-Ya se llenaron las vacantes.

-Caramba es una lástima, porque yo soy medio inventor, me hubiera encontrado en mi ambiente.

-¿Y qué ha inventado usted? Pero entre, siéntese –habló un capitán incorporándose en el sofá.

-Un señalador automático de estrellas fugaces...

-A ver, tome asiento. Explíquenos sus famosos inventos.

Apoyé  mi brazo en la mesa, y miré con mirada que me parecía investigadora, los semblantes de líneas duras y ojos inquisidores... Y en aquel instante, antes de hablar, pensé en los héroes de mis  lecturas predilectas y la catadura de Rocambole,  del Rocambole con gorra de visera de hule y sonrisa canalla en la boca torcida, pasó por mis ojos incitándome al desparpajo y a la actitud heroica. (...)

Aquello tomaba visto de un examen, y echándomela de erudito, respondí: ...”[xiv]

También  Silvio observa cómo interactúan las personas del mercado. La admiración y el miedo que le tienen al rengo lo motivan a iniciar una amistad con el mismo.

“-Vení, Rengo, tomá- y él recogía grasa, huesos carnudos; de los verduleros, quien no le daba un repollo le daba patatas o cebollas, las hueveras un poco de manteca, las mondongueras un chirlo de hígado, y el Rengo jovial, con el sombrero inclinado sobre una oreja, el látigo a la espalda, y la bolsa en la mano, cruzaba soberbio como un rey ante los mercaderes, y hasta los más avaros y hasta los más viles no se atrevían a negarle una sobra, porque sabían que él podía perjudicarles en distintas formas.” [xv]

Las picardías de la adolescencia  y los fracasos laborales van modelando el comportamiento final de Silvio. Su traición concluye como una ley de la naturaleza, una cuestión de supervivencia. 

“- Es cierto...Hay momentos en nuestra vida en que tenemos necesidad de ser canallas, de ensuciarnos hasta adentro, de hacer alguna infamia, yo qué sé... de destrozar para siempre la vida de un hombre... y después de hecho eso podremos volver a caminar tranquilos.”

“-Se cumple con una ley brutal que está dentro de uno. Es así. Se cumple con la ley de la ferocidad. [xvi]

Denuncia al rengo porque es una forma de decir basta y así concluir con una etapa de canalladas y empezar una diferente.  Esto es lo que aprendió.  Acción que implica dar vida a unas cosas y dejar pasar otras.

En la sociedad  vivimos y morimos constantemente a través de nuestras alegrías y tristezas. Hay hechos que dejan huellas imborrables pero no insuperables. De modo tal que no determina completamente nuestro estilo de vida pero tal vez  sea un  condicionante, que nos impulse a elegir entre vivir o sobrevivir.

 

En Nueve reinas (1999) de Fabián Bielinski son evidentes las traiciones del aprendiz y del maestro. La película gira en torno al trato que el maestro le propone al principiante de ser socios por un día. A cambio de trabajar juntos e ir aprendiendo las picardías que son necesarias para ser ladrones otarios con estilo,  con códigos y no simples buchones ni ratas, que matan y roban. Los dos intentan vender las estampillas falsificadas a un coleccionista que busca las Nueve reinas. Ante la pérdida de las mismas se ven obligados a comprar las originales. Aunque, también, más tarde pierden las ganancias de la venta porque el cheque a cobrar es de un banco en quiebra.

El modelo a seguir es Marcos. Él es un ladrón experimentado, tiene mucha  calle, es exitoso porque junta mucho dinero en un día. Es difícil que las personas lo descubran. Siempre está atento, observando todo. El aprendiz es Juan. El principiante precisa aprender las frases adecuadas, los movimientos de las manos para  no fracasar durante la aplicación del truco, ni andar sin dinero o caer preso.

Las conductas de Marcos  están dirigidas por objetivos específicos como la de desorientar a las víctimas a través del enojo y el grito para que crean que él tiene la razón ante una situación  específica.

Corta un trozo numérico del borde superior de un billete de 100 pesos. Lo guarda en su billetera. En el café ingresa uno y tras consumir algo paga con dicho billete. Cuando éste se retira ingresa el otro. Consume, llama al mozo y le dice que le dé el vuelto que hace 10 minutos que  está esperando. El mozo niega que haya habido tal pago. El ladrón se pone furioso y empieza a gritar. “-Encargado, encargado.” Cuando éste se aproxima lo acusa al mozo quien afirma que no existe ese pago. Este le dice que sí le pagó y que en su billetera había dos billetes de 100. Inmediatamente le muestra y justo cae el pedazo del  otro billete. Entonces le ordena al encargado  fijarse si a algún billete de la caja  no le falta un retazo. Efectivamente estaba el billete y le da el vuelto.

La clave es generar conflicto, las personas no están preparadas para los problemas bruscos y  violentos. Otra clave es hacerse los ofendidos para ser  menos sospechoso.

Recoger un diario en buen estado de la basura. Caminar rápidamente hacia la revistería más próxima y enojado decir que otra vez se equivocaron. “-¿Será posible? ¡Diario de mierda!”. Y levantar  otro diario, recordarle la dirección y alejarse rápidamente.

También, buscar la complicidad de otras personas para estafar a un socio y así pasar  por  víctima.

Contrata a un supuesto policía para que lo arreste frente a la víctima para que crea que es honesto; a otro ladrón para que le robe el cheque y así  quedarse con toda la plata.

Marcos enseña a Juan a través de la observación y la práctica.

Ir tocando los timbres de los departamentos y decir “Tía”. Retirarse si preguntan ¿Quién es? ¿Quién habla?  O si el portero se aproxima. En el caso que respondan ¡Sí! ¿Sos vos Fabián? ¿Viniste a visitarme? seguir con la charla. La voz de una anciana le pregunta si es él o está enfermo porque su voz es diferente. Él afirma que estuvo un poco enfermo. Que vino a visitar a un amigo y se le quedó el auto.

-¿Tenés  auto?

-Sí me compré uno. ¡Adiviná de qué color es!

-Turquesa.

-No, yo quería un turquesa pero sólo quedaba azul.

-Cuando llamé a la grúa me di cuenta que no tenía plata y  recordé tu casa. Necesito 50 o 60 pesos. Después te los devuelvo.

-¡Antes de salir siempre tenés que revisar lo que tenés!

-No me retes...

-Ya bajo y te los doy.

- No quiero dejar solo el auto. Dale a mi amigo y él me los alcanza en el auto

Ella accede y al bajar le da 100 pesos a Juan.

También dictamina sentencias:

“La uruguaya sólo se la hace una sola vez. Entrás, la hacés y salís. A menos que quieras que te metan en cana o te caguen a piñas.”

“Hay que cuidar cada frase, cada movimiento de las manos y no hay que pensar demasiado. Hay cosas que si las pensás no las hacés.” Otra ventaja es tener “la cara de buen tipo.”

“No hay santos lo que hay son tarifas diferentes. Faltan financistas.”

Por su parte Juan es un principiante distraído, que pregunta todo y  acusa a su maestro de ladrón sin códigos. Sobre todo en la actitud de robar a las ancianas.

 Las picardías de Juan se manifiestan en su personalidad: vive aferrado a los recuerdos de la infancia. Compra un auto de juguete porque le recuerda a su padre e intenta recordar la canción favorita de su madre, IL Ballo del Battone  de Rita Pavone.

En el supermercado Juan en su primer intento realiza exitosamente “la uruguaya”:

En el cajero al pagar los productos elegidos (cinco pesos) muestra cincuenta pesos. Ante el pedido de la empleada de un billete más chico le dice que no pero revisa todos los bolsillos de sus prendas. Mientras la empleada ya tiene el vuelto y lo cuenta poniéndolo en el mostrador. Él extrae de su bolsillo el cambio que le dio supuestamente el taxista. Le muestra y pone 5 pesos al vuelto de la cajera. Cuenta cincuenta pesos como si fueran suyos y le dice que como ella necesita cambio  se los deja con otros 50 pesos para que ella le dé 100 pesos. Ella accede y, así, él obtuvo 45 pesos de ganancia más dos productos gratis.

Pero la segunda vez fracasa.  Es atrapado y defendido por Marcos quien simula exitosamente ser un policía.

Para obtener información de otra persona es preciso ser educado y remitirse a la cercanía de la familia.

Al pedir algo, como el sobre de las nueve reinas, a una anciana observar todo lo que se pueda ver desde la puerta como los cuadros que están firmado por el obispo Meckler. Tratarla educadamente y hablar de la familia. “En el sobre hay fotos de mi madre y de mi familia. Ella vive en Entre Ríos. Ella decía que un Meckler no se marcha de su tierra.” Entonces la anciana recordará su provincia y  al obispo Meckler. Preguntará al respecto. Este afirmará que su madre es familia del obispo. Así, obtiene tranquilamente el sobre.

Entre ladrones constantemente antes de empezar alguna empresa aclaran cuanto es el porcentaje que le corresponde a cada uno. Todos quieren una parte. Siempre uno intenta sacar ventaja del otro. Gana el más pícaro, el más audaz y rápido para actuar. El maestro siempre saca ventaja de otros ladrones, estafa a ancianos, a moribundos e incluso a su propia familia. Sólo que en este caso es el del burlador burlado porque el aprendiz, Juan, es el novio de la hermana del maestro y planea todo lo de las Nueve reinas. Se queda con toda la plata que aquel había cobrado en la sucesión de la herencia por presentarse como único heredero de sus abuelos de Italia.

 

  

Tanto Silvio Astier como Juan aprenden a partir de lo que viven y observan durante la interrelación con otras personas. Ambos asimilan las picardías como un medio, un atajo para resolver sus problemas económicos. 

Silvio es el juguete de la sociedad y rabioso porque se enfrenta y labra su destino traicionando a su amigo. En él predomina el individualismo. Su traición está atravesada por el dolor ya que  es una cuestión de supervivencia.

Juan es el justiciero de los ladrones, más hábil que su maestro. Lo vence en su propio juego. En él predomina la actividad grupal.

 

La traición es una exacerbación de las conductas, es opuesta a  la picardía porque implica estafar la confianza que alguien deposita en uno. En cambio la picardía se hace en forma clandestina sin que el otro se entere, casi como un juego.

Las picardías del ladrón son aprendizajes intuitivos. Implican la agudización de los sentidos para estar un paso adelante del otro y, así, robarle sin que se dé cuenta.

Este conocimiento existe desde hace muchísimos años. Persiste en el tiempo en forma clandestina, silenciosa y va mutando de acuerdo al avance de la sociedad y las nuevas circunstancias que van surgiendo. Los ladrones comunican sus conocimientos de la calle a través de sus picardías (comportamientos). Este conocimiento sería casi imposible de sistematizar y de transmitir abiertamente a otros ya que implicaría reconocer que son ladrones  y los gestores de una actividad ilícita.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

ARLT, Roberto 1997 El juguete rabioso.  Losada, Argentina.

BIELINSKY, Fabián 1999  Nueve reinas.

CONTE, Rosario y PAOLUCCI, Mario 2001 Aprendizaje social inteligente. Journal of Artificial Societies and Social Simulation vol. 4, nro 1, Texto original en ingles: Intelligent Social Learning. Traducción de Giovanna Winchkler.

Diccionario de la lengua española. 2001.Real Academia española. Espasa Calpe, Argentina, Tomo I y II.

www.mundoredondo1.com.ar

 

 

 

[i] CONTE, Rosario y PAOLUCCI, Mario. 2001 Aprendizaje social inteligente. Journal of Artificial Societies and Social Simulation vol 4, nro 1, Texto original en ingles: Intelligent Social Learning. Traducción de Giovanna Winchkler.  El aprendizaje social es el fenómeno mediante el cual un agente determinado actualiza su propia base de datos de conocimientos al percibir los efectos positivos o negativos de los eventos experimentados o producidos activamente por otro agente sobre un estado del mundo que el agente aprendiente tiene como objeto.

[ii] Las hazañas de Rocambole: folletín francés del siglo XIX que relataba las aventuras de un ladrón. Villano de excelente habilidad, muy astuto y siempre motivado por la avaricia. Cae preso, huye y con Baccarat usa su  talento en ayuda de los pobre y oprimidos. www.mundoredondo1.com.ar

[iii] ARLT,  Roberto 1997 El juguete rabioso Losada, Argentina, Biblioteca Clásica Contemporánea nº 31, pág. 9.

[iv] Ob. cit. pág. 28.

[v] Ob. cit. pág. 21.

[vi] Ob. cit. pág. 18.

[vii] Ob. cit. pág. 16.

[viii] Ob. cit. pág. 17.

[ix] Ob. cit. pág. 26-27.

[x] Ob. cit. pág. 17-18.

[xi] CONTE Y POULUCCI 2001 La imitación es una conducta guiada por el objetivo de que un agente dado (O) se asemeje o actúe de modo semejante a otro agente M (por Modelo), siempre y cuando M sea (percibido como) un modelo apropiado bajo una determinada circunstancia.

[xii] Ob. cit. La facilitación social es un mecanismo mediante el cual un agente determinado actualiza su base de conocimientos, incluyendo su conocimiento social y pragmático, al observar a los otros, sus rasgos y conductas, y posiblemente al inferir sus estados mentales.

[xiii] ARLT, Roberto.1997. pág. 16.

[xiv] Ob. cit. pág. 76-78.

[xv] Ob. cit. pág. 116.

[xvi] Ob. cit. pág. 133-134.